Dr. Psi // contacto.eldrpsi@gmail.com
Psicólogo Edilio Lugo Medina
He querido iniciar este ciclo de reflexiones escritas sobre la amplísima temática de las dos disciplinas que ocupan mi interés profesional desde hace más de 30 años: la psicología y la comunicación, con el deseo y firme propósito de poder precisar puntos de encuentro entre estas dos bellísimas damas de la socio-ciencia, hasta poder condensarlas en los que muchos definimos como psicología de la comunicación.
Comunicar no es un acto exclusivamente humano, aunque si lo es, ese fenómeno que el reconocido biólogo chileno Maturana, ha definido como «lenguajear», es decir el uso de un código o lenguaje para designar cosas que acordamos previamente entender de esa manera. Por lo tanto, quedamos como atrapados en el continente de ese código bajo riesgo de no poder ser entendidos. Afortunadamente la psicología ha sabido aportar algunas variables que logran «burlar» la deficiencia del habla desde lo meramente físico o fonético.
Modalidades como el lenguaje de señas, la expresión corporal, el llamado «lenguaje no verbal» (tono de voz, movimiento, atuendo, gestos, postura corporal) lo metalingüístico, el análisis expresivo, el análisis del discurso y más recientemente, disciplinas como la psiconeuroinmunología (PNI), la psiconeurolingüística (PNL) y la psicolingüística (PSIL) han permitido bajo rigor científico sustentar algunas formas de comunicar más allá del lenguaje. Es esto lo que hace maravillosamente encantador su estudio pues nos brinda explicaciones y contenidos a lo dicho a través de la palabra, y que sin tales enfoques fuera imposible su plena consideración y análisis. Debe quedar claro que tanto en una entrevista de trabajo como en un reportaje periodístico, hay un extra que expresa el interpelado más allá de sus palabras, está dicho que más comunicamos con nuestra postura corporal (arrogante, distante o fraternal y cálida) y nuestro tono de voz (sumiso, tenue o cordial aunque firme y cercano) que con las propias palabras, este es un factor de orden universal, es decir, poco podría importar el idioma, lenguaje, dialecto o jerga, sino se considerase lo que «comunica» el sujeto con su sola presencia, sin decir palabra alguna. Podríamos enmudecerle, no entender una letra de lo que dice, sin embargo podríamos obtener un cúmulo de información valiosa sobre esa persona.
Para la PSIL, bajo rigurosos estudios dirigidos por Nelson Torres Jiménez, desde el Instituto Venezolano de Psicolingüística (IVEPSI) en Valencia, Venezuela, comunicar es una guía común, es una nave que marca una ruta a compartir, como un solo móvil: para concertar, para coordinar acciones, no aceptar ese disminuido «sentido común» del que habla Ferdinand Allport, es convivir en la inercia, en una especie de fluidez inconsciente que haría poco grata y trascendente la existencia humana. Quizá, este aluvión del COVID-19 nos deje muchos aprendizajes, ojalá sea posible, entre ellos resaltar el resurgimiento del espíritu gregario, ecológico y de servicio entre todos los seres humanos. Esto sin duda, sería una majestuosa, una extraordinaria manera de: llevar ¡La Vida en Afirmativo! como también de hacernos saber, en palabras de Gabriel García Márquez: «Que podríamos tener por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la Tierra».
@eldrpsi