La vida es un gran escenario donde libramos nuestra opera prima. Escenario que se llena de experiencias que nos traen aprendizajes, si sabemos sacar lo mejor de cada vivencia.
El aprendizaje es continuo si nos convertimos en habidos estudiantes de la lección de la vida. Así el aprendizaje se convierte en un habito y cada experiencia trae enseñanzas, que cimientan en cada paso la sabiduría que viene con la madures.
Esto no es mas que ver que la vida misma es nuestra mas importante lección y el vivir es la Universidad.
El hábito del aprendizaje continuo se convierte en un reto cuando logramos sacar aprendizaje también de las experiencias negativa. La vida misma es nuestra mas grande escuela donde cada uno de nosotros es un maestro.
Para trabajar el aprendizaje continuo es importante explorar el banco experiencial y sacar la «moraleja» de los momentos mas importantes. Este habito conecta irreductiblemente el ser, el hacer y el saber en una dimensión donde los tres permiten diseñar planes de acción para el futuro.
Desde niños podemos inculcar este sano habito a nuestros hijos. Cuando señalamos limites y los enseñarnos a contrastar la realidad para sacar la enseñanza del día. El que sepan que algunos inicios pueden ser penosos, pero el volverlo a intentar es lo que hace que los resultados puedas ser óptimos.
La mayoría de las organizaciones por la globalización y las mega tendencias incluyen entre sus competencias mas buscadas el aprendizaje continuo. En este sentido es importante mencionar que el incorporar activamente esto en la organización es lo que hará que ella sea inteligente.
Aquí el concepto de aprendizaje continuo tiene la dimensión de la actualización contante de las competencias. Para apropiarnos de actitudes, conocimientos y habilidades que nos lleven a ser mas competitivos en un mundo cada vez mas globalizado. En este sentido es importante tomar en cuenta que nuestras amistades constituyen un capital relacional por que pueden ser una red de aprendizaje continuo.
