Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Venezuela: mi paciente borderline (Parte I)

Psicólogo Edilio Lugo Medina (Dr. Psi)

Por: Edilio Lugo Medina

IG:@eldrpsi

CNP: 10.805 // FVP: 4.713

Dr. Psi : Edilio Lugo Medina
Dr. Psi : Edilio Lugo Medina

Los Profesionales de la salud mental nos regimos por una especie de «libro sagrado» para definir, clasificar y acordar normativamente cada uno de los trastornos o enfermedades mentales. Esa especie de biblia mentís es el Diagnostical and Statistics Manual, mejor conocido como DSM, de reconocimiento Científico Universal.

Este Manual de diagnósticos y estadística de los trastornos mentales, que ya va para su sexta versión, contempla la amplia y variadísima gama de enfermedades psíquicas, detalle a detalle con la más precisa descripción de los múltiples factores que intervienen en los problemas mentales, valga decirse nivel cognitivo, afectivo y conductual. No pretendo dictar cátedra clínica de tales aspectos en este texto, pero sí presentar argumentos reflexivos en cuanto a lo que considero tendencia establecida en un paciente que todos conocemos: ¡Venezuela en un país enfermo!

Existen antecedentes literarios como lo expuestos por el maestro Otero Silva en su «Casas Muertas» o si prefieren un texto más técnico y sumamente riguroso como el presentado por el reconocido académico Dr. Roberto Briceño-Leon, ex director de la Escuela de Sociología de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en su obra «La casa enferma» sin duda texto referencial para los estudios de los fenómenos de tipo socio-psicologicos. Venezuela, se ha convertido en una especie de «hospital general» donde se encuentran tristemente la más calamitosa expresión de la condición humana, con cuerpos vencidos por la morbo-mortalidad sólo esperan «pacientemente» el fatal desenlace. Sin embargo, es propósito del presente artículo señalar algunas características que exhibe lo que colectivamente he llamado Mi paciente borderline: ¡Venezuela!

Un paciente «border» como lo llamamos en la jerga de la clínica mental es definido y/o caracterizado como un trastorno mental cuyo

«estado de ánimo, comportamiento y relaciones son inestables». Nótese como nuestra amada patria (ahora Matria para otros) cumple a cabalidad con todos estos criterios. En este momento, sólo me referiré a los dos primeros, puesto que dejaré el asunto «relaciones» para describir minuciosamente en mi próximo artículo.

Así, pasemos a hablar de:

1. Variaciones del estado de ánimo: los venezolanos nos hemos habituado a la volubilidad, recorremos una aceleración cambiante e impredecible hacia una desafortunada «labilidad emocional», es decir la aparición de constantes cambios de carácter que dificultan no sólo la consolidación de un criterio personal más o menos permanente, con una personalidad sana, sino también alterando sus formas de contacto, reconocimiento y desarrollo social, en pocas palabras estamos resultando ser: impulsivos, explosivos y repulsivos, lo cual contradice nuestro carácter bonachón, solidario y alegre casi por genética social. Nos debatimos entonces entre eso que llamamos la reactividad más radical y chocante y el «anti-parabolismo» extremo que raya en lo sinvergüenza y apatía absoluta. Sencillamente es preocupante, así como nocivo, tóxico y enfermizo.

2. Cambios del Comportamiento: no hay indicador más evidente de enfermedad que los cambios en la conducta, si tenemos costumbres, hábitos o incluso rituales que se ven repentinamente rotos sin explicación previa, estamos sin duda ante la presencia de algún tipo de trastorno que disloca nuestra forma de actuar y mire como se han visto transformada nuestra conducta en los últimos años… Desde movimientos migratorios, forma de alimentación, diversas formas de contacto entre connacionales imperando la duda, la desconfianza, la incertidumbre, el temor, la poca fe, la incredulidad y pare usted de contar. Estos principios han provocado, creado nuevos Patrones de conducta en el venezolano, hasta hacernos pensar que ya no somos iguales, que no somos los mismos, escuchamos algunas veces hasta con tristeza y dolor un resumen de esto en la frase implacable: «Venezuela es otra»

Para muchos es cuestión de eso que llaman adaptación, y valdría la pena meter la lupa, porque como en toda variable de orden social, esta tiene consideraciones varias como por ejemplo su doble versión: hacia lo negativo o hacia lo positivo, y si algo preocupa a los estudiosos de vocación y sensibilidad social en nuestro país, es estimar que nuestras reacciones colectivas sean de tendencia favorable, admirable.

Todo lo antes señalado nos obliga a pensar como nos encontramos al borde del fino límite que traza lo aceptable o inaceptable, lo decente o la indecencia, lo adaptativo con lo bizarro, lo sano con la enfermedad.

Nos queda pendiente el aspecto «relaciones» pero eso lo dejaré para el siguiente texto donde expondré una tesis que presenta a Venezuela como una hermosa “dama brillante”, con un prometedor porvenir que se ha visto, cual drama Kafkiano, en una miserable mujer marginal, empobrecida ya casi sin Ilusiones ni sueños por cumplir. Esto es la casi locura, el deterioro de un pensamiento colectivo que nos tiene al borde del abismo psiquico o psico-emocional.

Comparte este artículo

Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?
Ir al contenido